jueves, 17 de noviembre de 2011

Mítines a pie de calle y con pantalón vaquero

   En este ruedo electoral de escenarios, pabellones y cámaras hay quienes saltan sin red a la realidad de la calle. Una política de contacto, hecha en vaqueros y zapatillas deportivas, donde se recolectan sonrisas e indiferencia a partes iguales. Seguramente los habrá visto en su municipio, habrá leído algunos de sus 'tuits' o los habrá escuchado al teléfono. Son los voluntarios de los partidos políticos, personas que en los tiempos que corren, trabajan gratuitamente en su tiempo libre por unos ideales
   Esta es una información que baja por un momento del carrusel de mítines y declaraciones de los principales candidatos para dar voz a los voluntarios y contar cómo trabajan. Tres horas, siete o doce... Una boca de metro, una plaza, un mercado, Internet... Amor al arte, que se dice, aunque en este caso sería mejor hablar de amor a unos principios y unas siglas. Porque sí, la inmensa mayoría son afiliados o simpatizantes declarados.
   Ahí van cuatro personas de los partidos nacionales más votados, cuatro casos personales. 

PSOE: Sandra González
   No sabe aún lo que es votar en unas generales, pero el 20-N posiblemente sea una de las personas más sonrientes al coger la papeleta del PSOE. Esta estudiante de 21 años no cree que sean malos tiempos para ser socialista: "Es una época de esfuerzo, de tener claro lo que se quiere". Y ella lo tiene. "Me interesa este partido. Creo en los valores que difunde", explica. Pese a su juventud, Sandra lleva tiempo como voluntaria del PSOE. La experiencia del 22-M está cerca y su formación como estudiante de Políticas afianza sus principios.
  Por la mañana acude a clase y, por la tarde, colabora entre dos y cuatro horas haciendo llamadas telefónicas para "informar" de las propuestas y lo que "queremos conseguir". Sí, en plural... Se siente una más. La política, explica, "no se tiene que trasmitir sólo desde el candidato", por eso ve "importantísima" la labor que hacen todos los voluntarios para acercarse a la gente. Subraya que el objetivo es informar al ciudadano para que pueda elegir. "La gente reacciona bien. Aunque tenga decidido el voto quiere estar informado". Sus familiares y amigos ya la han escuchado. Dice que no pretende convencerles, sólo les explica, aunque reconoce que siempre hay conversaciones "más largas" que otras.
   En su caso, las encuestas no son una losa, sino que le dan "más fuerza". "Venimos con ilusión. Si no, no vendríamos". "Hay que ser positivos e intentar lograr los mejores resultados posibles", comenta. Para los indiferentes de la política, Sandra les deja un mensaje: "La política es lo que mueve el mundo. Un voto es la opción de que cambien unas políticas a otras".

PP: Óscar Alegre
   Su apellido evoca al estado de ánimo de los militantes del PP porque las encuestas abren la puerta de La Moncloa a Mariano Rajoy. Pero Óscar Alegre, de 40 años, no se confía y sigue trabajando en la calle. Una campaña más ha vuelto a pedir días de vacaciones en la entidad financiera para la que trabaja. Sus compañeros ya se han acostumbrado, saben lo "vinculado" que se siente al partido, aunque desde fuera no deja de sorprender que haya personas que cambien la playa o la montaña por trabajar gratuitamente en las maratonianas jornadas de campaña. Con la cita electoral del pasado mes de mayo, ya ha "agotado" casi todas las vacaciones del año. Suerte que su mujer también es una voluntaria tan activa como él. Por eso debió llevar bien que a la mañana siguiente de su boda, Óscar ejerciera como interventor en las repetidas elecciones madrileñas de 2003. Obviamente no entraban en los planes.
    Estos días colabora en lo que haga falta, principalmente en la organización de actos o de "esquinero", es decir, dando un pequeño discurso en un atril en plena calle. Una fotocopia de los 'Speakers' Corner' británicos. Hay gente que se para y escucha, "otros pasan", "otros hacen malos gestos". "Es una forma muy satisfactoria porque transmitimos los valores del partido a pie de calle", señala. Suena el himno del PP a todo volumen en la glorieta del Valle de Oro, en el madrileño barrio de Carabanchel. "¿Quién viene a hablar?", pregunta un ciudadano. "Voluntarios, nadie conocido". Óscar, que ha practicado ya "delante del espejo" de su casa, se arranca a porta gayola ante un público de paso. Y, escuchen o no, les da sus razones para votar a Rajoy.
    "Los voluntarios son muy importantes porque estamos a pie de calle y en contacto con el ciudadano", afirma. Mientras da su pequeño mitin, una decena de voluntarios reparten propaganda. Luego hablarán otros cuatro compañeros más. No son líderes políticos, pero se sienten importantes.

IU: Leire Olmeda
   Lo mismo hace una nota de prensa, que escribe en las redes sociales o reparte propaganda electoral en los diferentes barrios de Madrid. "Hay que hacer una ley para que las elecciones sean en primavera o verano porque no sabes el frío que pasamos". Leire Olmeda, de 27 años, aclara que ella no es voluntaria, sino "militante". "No me gusta ese término", explica, porque en IU trabajan elaborando el programa. "Por eso somos militantes. A nosotros no nos tienen que dar tazas, como a otros". Ellos mismos se reúnen o se organizan a través de Twitter y el móvil para ver qué hacer y dónde ir.
    La campaña está absorbiendo casi todo su tiempo porque es una de esas cinco millones de personas que buscan un empleo, aunque ahora cursa un doctorado de Psicología. "Un 50% de paro juvenil se nota en la militancia", hay más gente implicada, dice. El pulso de la calle le motiva más que las encuestas. Hay quienes le han pedido carteles para poner en su trabajo o panfletos para poner en el portal de casa. "No hay desinterés por la política, sino por los partidos [...] Cuando la gente comenta el precio del pan, eso es política", argumenta.
    Poetisa de fuertes convicciones, Leire defiende a ultranza la labor de los militantes en la campaña y el enriquecimiento que supone para el ciudadano porque puede preguntar o aclarar cualquier duda. Al partido le da visibilidad en la calle y a las personas respuestas concretas. "Algún voto rascamos", comenta, "tiene mucha incidencia". "A la gente aún la extraña tanta implicación", reconoce. Y es que durante estas semanas quedar con ella no es fácil. Hay que mirar la agenda o, también, descansar un poco, que tanto esfuerzo, agota. La dejamos en la plaza de Lavapiés junto a una decena de "compañeros y compañeras". Son las 20.30 horas y aún tienen para rato.

UPyD: José Luis Cuena
   Pisa charcos, aunque vista de chaqueta y corbata. Y se moja por UPyD, "para que se conozca que hay una alternativa a los dos grandes partidos". José Luis Cuena, de 28, sale de trabajar y se enfunda la bufanda magenta para, como dice, "hacer la calle", ya sea colaborando en un acto del partido o repartiendo información. "Alguno tirará el papelito, pero muchas veces te preguntan y se crea un debate", apunta sobre la reacción de la gente, que va "desde el insulto al cariño". "Vote o no", prosigue, "al menos sabe que hay otra opción".
  Su caso es paradójico. Desencantado por la política y de pensar en no votar en las generales de 2008 a, poco después, afiliarse al partido de Rosa Díez. Tras ser elegido como presidente de mesa, optó por informarse bien del menú electoral... Y devoró UPyD. "Me entusiasmó tanto que empecé a ir a mítines, hasta ahora".
"Gracias a Internet, UPyD existe", apunta sobre la importancia de las redes sociales en la campaña. "Hay amigos que están hartos de leerme por Facebook y Twitter", apunta. Se improvisa un pequeño debate con jovencísimos voluntarios en el intercambiador de plaza de Castilla y lo difícil que parece convencer a la gente de que hay otras alternativas. "Hay mucho voto en contra y eso es difícil", se apunta sobre el llamado 'voto útil'. No obstante, José Luis es optimista cuando piensa en el 20-N y sueña con un grupo parlamentario propio con escaños de fuera de Madrid, para que no se vea a UPyD como un fenómeno exclusivamente madrileño. Aún quedan días de campaña y este abogado volverá a salir a la calle en sus ratos libres por "las ganas de que esto cambie" y para que la gente no tenga que votar lo que "no le gusta".

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